Agua y combustible. Con tan solo dos simples elementos somos capaces de mover una locomotora de vapor, y con la potencia sobrante, arrastrar mercancía o personas. Las locomotoras del Ponferrada-Villablino comían carbón, pero también tenían sed, y en los dos próximos textos veremos como la aplacaban.
El título de esta entrada de blog es una adaptación y homenaje a un estupendo libro publicado en 2018, titulado “Cuando las locomotoras bebían”, escrito por Jesús Hallado Arenales y cuya lectura recomendamos.
El tronco principal del ferrocarril entre Ponferrada y Villablino medía en torno a los 64 kilómetros. Todos los ramales (Villaseca, Caboalles y las dos térmicas Compostilla) no superaban los 10 kilómetros. El viaje de los trenes cargados era favorable a la marcha, es decir, descendiente en cota. Y todas las locomotoras de línea, exceptuando los primeros tiempos de las Baldwin y hasta su reforma, usaban vapor recalentado, lo que produce una economía de combustible. Todos estos condicionantes permitían que la carga de combustible – carbón en nuestro caso, y en gran proporción antracita, de mayor poder calorífico que la hulla – que cabía en el ténder de la locomotora, fuera suficiente para un viaje completo.También en Ponferrada, en la playa de vías del taller, y en un típico día de niebla densa de la zona, en imagen de Ed Kaas en enero de 1981. |
No ocurre lo mismo con el agua. Una locomotora de vapor consume más agua que carbón, y en ocasiones el espacio para el agua en el ténder es menor que el del carbón. Por ello, era necesario recargar los depósitos de agua durante el viaje. Debemos apuntar también que no todos los trenes recorrían la línea de principio a fin, y para los trenes que nacían en los diversos apartaderos intermedios, y las maniobras que en ellos se realizaban, debían existir puntos de toma de agua en sus cercanías.
Instalaciones de acopio de agua
Abrir un grifo y llenar el ténder de una locomotora es una operación sencilla, que tiene detrás un complejo estudio. Hay que prever los puntos en los que, en una explotación normal, los trenes requerirán un repostaje, y hay que trasladar el agua desde donde existe hasta donde se necesita, cuestión ésta que no fue muy problemática en el Ponfeblino.
Como hemos dicho que en el P.V. pudimos prescindir de instalaciones de tratamiento de agua, omitiremos este paso y avanzaremos a la instalación que ya alimenta directamente de agua a una locomotora: La grúa hidráulica, a veces mal llamada aguada.
Veremos varios ejemplos en nuestro ferrocarril de una instalación conjunta que une ambos elementos: El depósito de agua que lleva adosada una grúa hidráulica. No es lo mismo que una “Aguada rápida”, usada en la red de ferrocarril de vía ancha, que era algo parecido a una grúa hidráulica adosada a una pequeña “cisterna” que la dotaba de mayor capacidad puntual.
El Ponferrada-Villablino no disponía de ninguna "aguada rápida" y por ello tenemos que recurrir a este ejemplo de Valladolid, instalación correspondiente a la antigua compañía ferroviaria Norte. |
Las grúas hidráulicas del P.V. tenían similitudes con otros modelos usados en ferrocarriles de vía estrecha del norte de España, como el F.C. de La Robla, Cantábrico o Económicos de Asturias. Nos referimos a la media vuelta o forma de interrogante de la parte superior del tubo de conducción del agua, que vierte el líquido en una cazoleta de mayor diámetro con la que arranca el brazo o aguilón, ya giratorio y soportado mediante tirantes desde su parte inferior. Una llave de paso exenta a la grúa, una rejilla de evacuación y una cadenilla para fijación o movilidad del brazo completaban el conjunto.
Instalaciones en el P.V.
Conociendo los elementos que intervienen en las instalaciones de alimentación de agua de locomotoras en el P.V., dedicaremos el próximo texto a ubicar geográficamente las distintas tomas de agua del ferrocarril. Mientras tanto, avanzaremos que existieron al menos 11 grúas hidráulicas, y cuatro depósitos con grúa adosada.
Una nueva imagen de Ed Kaas con la grúa hidráulica del taller de Ponferrada en primer término. |
La P.V. 21, en su tarea diaria de maniobras por Ponferrada, debía acudir frecuentemente a repostar agua. Imagen de Tim Roberts. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario