El entorno de Santa Cruz del Sil, situado en una puntual
apertura en el angosto valle del Sil, permitió la instalación de un gran número
de instalaciones industriales y mineras entre las que destaca un importante
lavadero de carbón. Santa Cruz fue apeadero, hoy engullido por la ampliación de
la carretera, en un abandonado ferrocarril. Su entorno se encuentra amenazado
por la prevista construcción de un parque de placas fotovoltaicas. Urge su
protección.
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Actualidad en las instalaciones del lavadero de La Recuelga, de Antracitas de Fabero, S.A.
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El entorno de Santa Cruz del Sil
La pequeña población de Santa Cruz del Sil no se encuentra
en el fondo del valle del río que le da nombre, sino a media ladera. Lo hace
tras un breve pero intenso ascenso desde el río, buscando una zona más alta,
protegida y soleada, pero más llana donde establecerse, de parecida forma a
como lo hicieron los cercanos Villamartín, Páramo o Susañe, todos con el mismo
apellido.
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Balbino Amigo González y Adolfo Taimil compartieron en varias páginas de Facebook esta espectacular imagen del lavadero de La Recuelga, en pleno funcionamiento y durante un nevado invierno. Se distinguen las vías de ancho métrico que se insertan a ambos lados del edificio principal del lavadero, y la gran montaña de carbón en primer lugar a la izquierda.
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De nuevo el usuario de Facebook Adolfo Taimil compartió varias imágenes antiguas del lavadero, de origen desconocido, como esta de un grupo de trabajadores en las instalaciones.
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Además de la vía métrica, también existieron vías de tipo minero, presumiblemente del habitual ancho de vía de 600 mm., alrededor de las instalaciones.
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Otra imagen de trabajadores posando en un breve descanso de su duro trabajo. A la izquierda, la vía de ancho métrico.
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No obstante, la habitual angostura del valle fluvial se toma
un respiro al paso por esta población, lo que permitió instalar en el fondo del
valle, el lugar denominado “La Recuelga”, a la llegada de la revolución
industrial minera, una importante variedad de edificios y entornos productivos,
que modificaron fuertemente el entorno hasta la actualidad. Hoy día, con el
cese de la actividad extractiva, solo nos quedan restos que se podrían
considerar patrimonio industrial, pero también entornos degradados, como una
escombrera que no cesa de constatar su presencia con varias fumatas.
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Más fotos antiguas compartidas en la red social Facebook y de origen desconocido: En esta ocasión, una Baldwin maniobrando un corte de vagones por las vías bajo el lavadero. |
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La vía por la que discurre el tren de la imagen anterior es esta que todavía sobrevive en la actualidad.
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Dos imágenes más de las vías de ancho métrico a uno y otro lados del edificio principal del lavadero.
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Con la construcción del ferrocarril de Ponferrada a
Villablino en 1918 y su inauguración en 1919 ya bajo su propietario la empresa
Minero Siderúrgica de Ponferrada, S.A. (MSP), se estableció en la zona el
apeadero de Santa Cruz del Sil, creando un pequeño núcleo poblacional, un
“barrio de la estación” bastante alejado del pueblo que le da nombre.
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Operarios en la vía exterior del lavadero, de ancho métrico.
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Para mover los trenes de tolvas de ancho de vía 600 mm. se usaron locomotoras de origen desconocido, como la vista parcial de este ejemplar de tracción diésel del que desconocemos todo tipo de detalles, a excepción del número 1 de su topera.
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El ferrocarril P.V. se comportaba como un gran río al que
confluían las producciones mineras de su alrededor, recogiendo en su recorrido
carbones de distintos orígenes y propietarios con el mismo fin de descarga en
Ponferrada. Así llegaba a Santa Cruz el carbón de la cuenca de Fabero, volando
en teleférico, al igual que ocurría en Matarrosa del Sil o el que desde
Tormaleo en Asturias acababa en Páramo del Sil. Bocaminas, lavaderos,
escombreras, teleféricos se amontonan en el entorno de Santa Cruz. Incluso un
canal para producción hidroeléctrica, con un imponente acueducto de arcos de
hormigón, o un
poblado minero, el Escobio, que, por no pertenecer a la empresa
del ferrocarril, no tenía ni apeadero. Todo este complejo lo detallaremos en
las siguientes líneas.
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Acueducto correspondiente al canal de Peñadrada para aprovechamiento hidroeléctrico en la central del mismo nombre, situada cerca de Matarrosa del Sil, y que toma aguas del embalse de Las Ondinas.
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Vista en conjunto de las instalaciones de La Recuelga desde el paso superior sobre la vía, y un tren carbonero descendente al paso por las instalaciones de AFSA, del usuario Apothequer en la web RailPictures.
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Instalaciones del final del teleférico, lavadero y cargadero de Victoriano González, enfrente del apeadero de Santa Cruz del Sil del ferrocarril.
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Son numerosas las instalaciones industriales y relacionadas con la minería en la zona, de diversas épocas y tipologías. Un museo al aire libre donde se aprecia la evolución tecnológica y arquitectónica en la historia económica y social de la zona.
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Antracitas de Fabero, S.A.
El empresario Diego Pérez Campanario renombró en 1935 la
empresa Antracitas de Fabero, S.A. (AFSA), aunque ya había comenzado la
extracción de carbón en la zona algunos años antes, en 1917. Fueron suyos el
denominado “Pozo Viejo”, al que acompañaron los pozos Río, Maurín, Jarrina y
Bárcena. La extracción comenzó realmente años antes de forma muy tímida, debido
a que no se acometió una forma eficiente de transporte del carbón hacia
Ponferrada. Los primeros tránsitos se efectuaban mediante carros de bueyes, y
no es hasta 1928 con la instalación del primer teleférico de la zona (El que se
dirigía a Matarrosa del Sil de la Mina Moro y Cía.) y la aparición de camiones,
cuando se mecaniza el transporte.
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Plano con las concesiones mineras de Fabero, publicado en el boletín 62 del Instituto Geológico y Minero de España.
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Siguiendo las obligaciones legales de inspiración
paternalista impuestas por el Régimen, habituales en las empresas de la época,
y en parte por la acuciante necesidad de soluciones de habitabilidad a la
creciente masa obrera, AFSA construyó en la década de los 50 un conjunto de
viviendas al norte de Fabero, que aún hoy día se conoce como poblado de Diego
Pérez. El carbón extraído en los grupos mineros de Fabero se evacuaba mediante
dos líneas de baldes que convergían en una más larga que llegaba al lavadero de
La Recuelga, paraje de Santa Cruz del Sil, donde ya se cargaba el carbón lavado
en los trenes del ferrocarril de vía métrica a Ponferrada.
Pozo Julia se agotó en 1991, momento en que la empresa tomó
la decisión de intercambiar con la empresa Antracitas de Gaiztarro las
concesiones de interior Alfredo y Santa Teresa, cediendo los
terrenos en los que se estableció la denominada “Gran Corta”, inmensa
explotación a cielo abierto que aún hoy, abandonada, constituye una gran
cicatriz en el paisaje de la zona.
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Imagen de la "Gran Corta" de Fabero, explotación a cielo abierto en las cercanías de Fabero y Lillo.
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La empresa fue adquirida por UMINSA en marzo de 1998, quien
acabó cerrando las minas de interior en el año 2002. UMINSA se había creado
desde la absorción de Carbonia y Minas de Ventana desde Lexomosa, formando
CARLENOR (Carbones León Norte, S.A.) que posteriormente cambió su nombre al de
Unión Minera del Norte, S.A., adquiriendo, además de AFSA, Antracitas de
Brañuelas, Mina de Fontoria, Explotaciones mineras de Caboalles, Minas Santa
Leocadia y Hullas de Barruelo.
Las
instalaciones del Pozo Julia y del Pozo viejo están hoy protegidas y dedicadas
a la difusión de la cultura minera, a cargo de la Asociación de mineros “Cuenca
de Fabero”. Dicho conjunto fue declarado “Bien de Interés Cultural con
categoría de conjunto etnológico” en abril de 2021, incluyendo los pozos Viejo
y Julia, las minas Alicia y Negrín, el poblado de Diego Pérez y la línea de
baldes e itinerarios.
El lavadero de La Recuelga
Antracitas de Fabero montó un primer teleférico sobre postes
de madera que llegaba a las cercanías del ferrocarril Ponferrada-Villablino a
su paso por Santa Cruz del Sil, en el paraje denominado “La Recuelga”. Ante la
escasa capacidad de transporte de este medio y la creciente producción de las
minas, se sustituyó esta primera instalación por otro teleférico moderno con
postes de celosía metálica, durante 1945. Al año siguiente entró en servicio un
imponente edificio de lavadero, a donde llegaban directamente los baldes del
teleférico, sistema “Rheolaveur” con capacidad mayor de 250.000 toneladas
anuales.
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Arranque de la cinta a los silos anexos al lavadero
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Vista general del edificio del lavadero, silos y cintas anexos, desde el norte, lado Villablino.
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La recepción del teleférico se realiza mediante una robusta estructura de hormigón saliente en ángulo del edificio principal, llegando los baldes a la estación de descarga en el piso superior del lavadero.
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El lavadero ha sido ampliado y sus instalaciones mecánicas renovadas a lo largo de sus años de servicio.
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A media altura de la estructura de llegada del teleférico, un pequeño barracón metálico.
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Detalle de la unión de la estructura de hormigón de la llegada del teleférico y el edificio principal.
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Desde media altura del saliente para el teleférico, una vista parcial del resto de instalaciones, como los silos de almacenamiento exentos.
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La “Estadística Minera de España” de 1947 cita su
funcionamiento: “Según es sabido, tiene por base este sistema de lavado la
separación, en canal, del carbón y sus impurezas, con chorro de agua de
velocidad adecuada, utilizando la diferencia de coeficientes de rozamiento de
los diferentes materiales que integran el «todo uno», cuya separación es
favorecida por los resaltos que en el fondo del canal van colocados. Adosados a
este fondo van los «rheos» de corriente ascensional y de caída libre, siendo
los primeros de cada canal de corriente
ascensional, ya que en ellos, por el mucho estéril a separar, no hay
interés en quitar ningún carbón y sí lo hay en evitar perturbaciones en la
estratificación por densidades. Los últimos «rheos» de cada canal deben hacer
la extracción de los estériles más tenues, de densidad poco superior a la del
carbón, existentes en proporción reducida, por lo cual se suprime en ellos la
corriente ascensional, funcionando siempre a cámara llena, y para ello basta
regular la abertura de evacuación de modo que la cantidad de estéril extraído
resulte algo inferior a la que se suministra lentamente, como lecho móvil,
sobre las ranuras del «rheo», y es evidente que, salvo en los primeros, capaces
de dar pizarra para los siguientes aparatos de este tipo darán pizarras y
mixtos, mientras los últimos, darán estériles y carbón; si se quiere estar
seguro de tener carbón limpio a la salida, precisará el tratamiento en otros
canales de las dos zonas últimamente señaladas. La capacidad de este lavadero, que
da carbones muy limpios, es de 75 toneladas métricas hora, pudiendo llegar a 1.200
toneladas en dos turnos, cuyo tonelaje es superior al doble del explotado
actualmente. Ello permitirá realizar, sin forzar marcha, un esmerado lavado del
carbón de estas minas, aun cuando mediante la proyectada instalación de fuertes
compresores y suficiente número de martillos se llegue a duplicar el arranque”.
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Secuencia de las instalaciones del interior: La situación de los forjados de hormigón se encuentra con grave deterioro y peligro de derrumbes parciales, pero no así la estructura metálica, que se muestra más robusta.
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Canales de transporte en el piso intermedio.
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Tornillo de Arquímedes.
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Silos y barandillas en el piso intermedio.
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Pasarelas de acceso a los edificios y zonas del exterior desde el edificio principal.
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Escalera y cintas de transporte interior; en el lado derecho se aprecia un tensor de una de las cintas.
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Cinta de cangilones.
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El edificio está abandonado desde hace años, pero su conservación, al margen del estado del hormigón de las plantas superiores, es bastante decente y por supuesto compatible con las actuaciones que permitan su conservación futura.
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Antracitas de Fabero montó un stand en la exposición de la
Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid el año 1952, en el 175 aniversario de
su creación, con visita de las más altas instancias del Estado, en la que llamó
la atención de todos los visitantes la maqueta allí presente del nuevo lavadero
de La Recuelga.
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Maqueta del lavadero de La Recuelga expuesta en la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid. La imagen procede de la publicación "Información Comercial Española" del Ministerio de Comercio, pero también apareció publicada en el diario ABC. |
El lavadero de la Recuelga y el sistema de teleféricos que
lo alimentaban funcionaron hasta la década de los setenta, cuando AFSA cambió
su método productivo prescindiendo de la instalación de Santa Cruz, pasando a
situación de abandono. Sus campas pasaron en época UMINSA a servir de planta de
tratamiento de áridos, o diversas iniciativas, algunas especulativas, como la
nonata creación de una planta de reciclaje de neumáticos, o más recientemente,
la idea de sembrar placas fotovoltaicas en el fondo de un valle. A la espera de
una declaración BIC para el conjunto, la Asociación Hispania
Nostra acaba de incluir, el mismo día de la publicación de este texto, el patrimonio industrial de la zona en su “ListaRoja de Patrimonio Cultural Español en peligro de Desaparición”.
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Diversos edificios anexos al lavadero, como oficinas, vestuarios, la garita del lavadero de la fotografía inferior y otros, todavía se conservan.
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Queremos agradecer a Roberto Matías, Jorge Magaz y
Miguel Ángel Delgado sus extensas investigaciones previas y fotografías, que
han permitido elaborar este resumen.
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