martes, 23 de julio de 2019

100 años de tren a Villablino

Hoy se cumple el primer centenario de la inauguración del ferrocarril de Ponferrada a Villablino. Si el año pasado celebrábamos los 100 años del inicio de las obras, los mismos que cumple su empresa explotadora y el libro “Una nueva Vizcaya a crear en El Bierzo” del empresario Julio Lazúrtegui, la rápida ejecución de sus obras de construcción permite celebrar la apertura de la línea un año después.
Postal con el texto "Salida de la primera máquina del F.C. de Ponferrada a Villablino". Si es cierto que es Ponferrada por la visible torre de la Basílica de La Encina, no podemos asegurar que sea el primer tren de la línea y mucho menos el del día de la inauguración. El acopio de traviesas en primer término y de carriles algo más atrás nos hace sospechar que todavía puede estarse construyendo la línea ferroviaria.

Es el “Ponfeblino” un ferrocarril que nació con prisas. Había que poner en explotación uno de los grandes cotos carboníferos del territorio español que todavía no había comenzado la extracción de su mineral de forma masiva, principalmente por la falta de un medio de transporte adecuado a una gran producción. La Primera Guerra Mundial tuvo mucho que ver con la revalorización del precio del carbón. Villablino se encuentra en el curso alto del río Sil, a unos 60 kilómetros de Ponferrada, a donde ya llegaba el ferrocarril de vía ancha desde 1882, pero rodeado de una gran extensión de montañas que impedían un desarrollo barato y sencillo de cualquier medio de transporte a la costa asturiana, como ejemplo de posible destino de la producción.
Plano de la línea, donde se hace notar la dificultad creciente para establecer una línea ferroviaria con la orografía presente río arriba.
De esta forma, industriales, muchos vascos, con capital invertido en otras zonas mineras y en otros ferrocarriles, hacen un conjunto con unas iniciativas legislativas especiales y encaminadas a favorecer la creación de un ferrocarril entre las comarcas berciana y lacianiega. El ministro de Fomento Francesc Cambó, que a pesar de estar en el cargo tan solo ocho meses, aprovechó la legislación existente para impulsar la creación de esta línea ferroviaria. La Ley de Ferrocarriles Carboneros, junto con las anteriores de Ferrocarriles Secundarios y Estratégicos, entre otras disposiciones, fueron la base para la “concesión y explotación por un plazo de ochenta años de un ferrocarril de interés general, de ancho de vía de un metro, desde Ponferrada a Villablino” a Don Pedro Ortiz Muriel, como detallamos en este mismo blog en agosto del año pasado. Atrás quedaban los deshechados proyectos de tren hasta Palacios y tranvía desde ese punto hasta Villablino, o las soluciones hacia León o Asturias.
Doble fotografía presente en el libro encargado por la MSP a Diego G. Ragel, del que ya hemos reproducido alguna otra imagen en este blog. En este caso queremos mostrar la carretera de la fotografía de la derecha, pues aunque parezca que posee carriles, en realidad la vía se aprecia, con un tren de obras, en el otro margen del río.
 Cuanto antes estuviera acabado el ferrocarril antes se podría exportar la producción de carbón, y por ello, las diversas fuentes indican que las obras se iniciaron en el mismo día de la publicación de la concesión de la línea, a pesar de que se daba un plazo para su inicio de 30 días naturales.
Primer puente de la línea, a la actual cola del embalse de Bárcena, en foto del perfil de Arturo González Nieto en Pinterest.
Ya conocemos alguna de las especiales condiciones de la concesión, como el plazo de construcción de 420 días, o sea, 14 meses, que incluyendo los 30 días iniciales darían como tope máximo para su culminación sin necesidad de petición de prórrogas el 23 de octubre de 1919, adelantándose su inauguración tres meses. Esto le vino bien a D. Pedro Ortiz, puesto que se había establecido un premio de 10.000 pesetas diarias por cada día de adelanto al plazo final, a la vez que otra cantidad idéntica de castigo por cada día de retraso. La Gaceta de Madrid, antecesora del actual BOE, refleja la dotación presupuestaria del Ministerio de Fomento para hacer frente a esta indemnización.
Cita también la concesión que el ferrocarril se consideraría terminado cuando fuera capaz de transportar 100 toneladas diarias de carbón.
Otra pareja de fotografías del libro encargado a Ragel, con la boca de un túnel y otra parte de recorrido en ribera.
Comenzaban las obras durante un complejo año desde la propia concesión y la inauguración del ferrocarril, repletas de dificultades e imprevistos, que serán comentadas en próximos textos del blog.
Los obreros del ferrocarril tuvieron que soportar varias penurias, entre ellas la de la famosa gripe española de 1918, que mermó la cantidad de obreros de 4.800 a unos 1.000 en pocas semanas, bien por enfermedad o por abandono del tajo para cuidado de los familiares. Mujeres y niños también eran habituales en la obra.
Celebrando el centenario
Si los centenarios de 2018 se celebraron mayoritariamente en Ponferrada, el de la inauguración del “Ponfeblino” tiene lugar preferentemente en la otra cabecera de la línea: Villablino. Es en esta localidad donde ha tenido su desarrollo el Curso de Verano de la UNED titulado “El Ferrocarril Ponferrada-Villablino (PV). Cien años de historia (1919-2019). Puesta en valor como recurso para el desarrollo local”. El centro asociado de la UNED de Ponferrada ha visto acompañada su organización con el Instituto de Estudios Bercianos (IEB), la Cátedra de Turismo Sostenible y Desarrollo Local, el Ayuntamiento de Villablino y la Asociación Cultural Ferroviaria Berciana (CFB). Durante el curso se abrió la exposición fotográfica “El Ferrocarril Ponferrada-Villablino: Un viaje fotográfico de David Zamorano” en la Casa de Cultura de Villablino, exposición que ya había estado unos meses en el Museo del Ferrocarril de Ponferrada. Por su parte, la CFB montó su pequeño tren de 5 pulgadas en la plaza de la Casa de Cultura durante el domingo día 21.
Cartel preparado por la asociación Cultural Ferroviaria Berciana para el tren de 5 pulgadas en circuito portátil montado en Villablino.
Y esto es todo en el día del centenario de una línea ferroviaria que fue la columna vertebral de todo un sistema económico, social y tecnológico de muchas décadas, que marcó la existencia y la historia de las dos comarcas.
Momento de la inauguración del curso de verano de la UNED.
No obstante, es cierto que la historia se repite, puesto que el ferrocarril de Ponferrada a Villablino también fue peculiar en su inauguración, que realmente pasó sin pena ni gloria. Lo importante era sacar carbón. Es habitual al conocer la historia de una línea ferroviaria, el detalle con el que se conserva el recuerdo de su día de inauguración, en ocasiones tras una penosa fase de obras. Invitados de mucha relevancia, con presencia de Jefes de Estado, con un tren especial engalanado que recorre la línea completa. Con festines y ricos menús para los comensales invitados al evento. Con campanas sonando y andenes repletos en cada estación. Nada de eso sucedió en el Ponfeblino. Se abrió y punto.
Deseamos con optimismo un mejor futuro para el ferrocarril que el estado en el que está celebrando su primer centenario, con la línea abandonada y sin servicio ferroviario, con locomotoras vendidas a otros ferrocarriles o directamente desguazadas, pero al menos con la voluntad de seis ayuntamientos reunidos en un Consorcio con ganas de establecer un tren, histórico o turístico, de nuevo por el valle del Sil.
Deberíamos poder volver a hacer fotos como estas. Imagen cedida por Kees Wielemaker.

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