sábado, 1 de marzo de 2014

Desprendimientos ferroviarios en El Bierzo (I)

Este invierno es muy generoso en lluvias, sobretodo en la zona norte y noroeste del país. Coincide con zonas de líneas ferroviarias de difícil trazado, con líneas ferroviarias de vía única y recorridos idénticos a los de la fecha de su construcción. Kilómetros de vía con unos 130 años de edad sobre una orografía difícil, que hace frecuentes los túneles, puentes, trincheras y terraplenes, estos últimos sobre terrenos inestables.
El conjunto de un terreno húmedo y una infraestructura con puntos vulnerables da lugar a ocasionales barroncas, argayos o desprendimientos, con mayor o menor incidencia sobre el tráfico ferroviario y las personas y bienes.
El desprendimiento del presente artículo tuvo lugar en febrero de 2010.
Ni al barranco ni al túnel, vista trasera de la locomotora con la zona ya despejada de vagones, tierra y la vía ya expedita.
Recordamos en este breve artículo uno de estos accidentes, y ponemos el “uno” romano entre paréntesis porque desempolvaremos algunas fotografías más de otros similares. Serán tan solo unos ejemplos de las decenas de eventos de este tipo que las líneas ferroviarias por El Bierzo han sufrido, incluyendo tanto la línea de vía ancha como la métrica a Villablino. Es muy conocida una serie de fotos de una Krauss Engerth volcada en el fondo del río Sil.
La locomotora por el lado en que se empotró contra un bloque de barro, ya despejada. Se aprecian los daños en su chapa lateral.
Este primer ejemplo, el de las fotografías que acompañan al texto, ocurrió el 25 de febrero de 2010, otro año pródigo en aguas, entre las estaciones de La Granja y Folgoso. A la 251 protagonista, pero más a su maquinista como es obvio que resultó herido leve, le sorprendió una gran acumulación de tierras y piedra sobre la vía en el puerto de Brañuelas. Un tren maderero ascendente nocturno, lloviendo, y circulando entre curvas a velocidad de itinerario no es capaz de frenar a tiempo ante un imprevisto de este tipo. Tampoco las instalaciones ferroviarias detectan una invasión de material sobre la vía, salvo que se llegue a cortar el carril, la catenaria o los cables de comunicaciones.
Vista desde el lado "montaña" del descarrilo. A la izquierda, sobre el muro, el nuevo sobremuro de piedras que contiene el desprendimiento.
El resultado fue que la locomotora se salió de la vía en un punto especialmente comprometido. Entre una trinchera rocosa y la entrada al túnel número 12, el tren ascendente se encontró con el muro de rocas de su izquierda sobre la vía, obligando a la 251 y a los dos primeros vagones a situarse sobre el desprendimiento… que desembocaba en una larga caída hasta el fondo del valle.
Estado del bogie delantero
Afortunadamente, aunque el barro se podía ver decenas de metros a cota inferior de la vía, resbalando montaña abajo, la 251 quedó empotrada contra una masa de tierra, y solo algunos de los maderos de los primeros vagones rodaron cuesta abajo.
El paso por la zona afectada se estuvo haciendo durante un tiempo a 10 km/h.
La mañana siguiente, los trenes taller de Monforte de Lemos y de León se apresuraron a liberar la vía para poder reabrirla a la circulación. Las decenas de metro de vía afectada se repusieron, se adecentó el muro natural desprendido, y cuando se pudo reanudar la circulación ferroviaria, se hizo con una limitación temporal a 10 km/h.
La circulación ferroviaria, con la restricción de velocidad citada, se restableció en la misma semana.
La locomotora y los vagones permanecieron allí más tiempo, siendo bien visibles desde la autovía A6, que sube el puerto del Manzanal al otro lado del valle. Durante las primeras semanas, se improvisó un camino de acceso al punto del descarrilo, pues no había forma de llegar con vehículos hasta allí. Este camino fue pronto usado por vecinos de la cercana población de La Granja para practicar el pillaje de la madera apilada, hasta que llegaron las brigadas que se dedicaron al desguace in situ de los dos vagones madereros “Ealos”.
Sin otro aviso que la observación del alboroto en la zona desde la A6 en un viaje casual por la zona, nos acercamos a las operaciones de levante y rescate de la locomotora sin más medios que un teléfono móvil, del que se sacaron esta foto y la siguiente.
La locomotora tuvo que esperar hasta el 10 de abril para ser rescatada mediante dos potentes grúas carreteras. Tras un breve paso por el exterior del taller de material motor de León, la locomotora fue de nuevo puesta a punto durante casi un año, saliendo a la vía de nuevo el 5 de febrero de 2011. Curiosamente, no se aprovechó su prolongada estancia en talleres para practicarle el cambio de decoración al actual blanco/negro, por lo que siguió circulando con el anterior amarillo/gris oscuro.
Como la anterior, la calidad del móvil desmerece la fotografía. La 251 por fin en el aire.
Para el siguiente artículo nos acercaremos un poco más a Ponferrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario